Aunque hay preocupación por el aumento de casos positivos y hospitalizaciones en Puerto Rico y Estados Unidos, hay algo positivo y es que a cuatro meses de la pandemia la clase médica se siente mejor preparada para tratar el COVID-19.
Un mejor tratamiento significa menos muertes y menos dolor para las personas infectadas y algunos de los cambios más simples han sido los más efectivos.
Por ejemplo, los médicos han aprendido que voltear a los pacientes sobre sus estómagos en lugar de sus espaldas puede ayudar a aumentar el flujo de aire a los pulmones.
Los proveedores ahora también prefieren oxígeno de alto flujo sobre los ventiladores, a pesar del enfoque inicial en el suministro de ventiladores.
Los investigadores también han descubierto una nueva utilidad en las drogas viejas. Se ha descubierto que la dexametasona, un esteroide barato utilizado para tratar la inflamación, reduce las muertes en un tercio entre los pacientes con respiradores y un quinto entre los que reciben oxígeno.
Los datos preliminares han demostrado que remdesivir, un antiviral, probablemente no salve la vida de pacientes gravemente enfermos, pero puede ayudar a otros a salir del hospital unos días antes.
Fuente: Axios
