Desde Járkiv a Lviv: relatos en medio de la guerra

Vera Jaroslavovna en videollamada con Cuarto Poder (Wapa TV)

“Yo desperté y comprendí que la guerra había comenzado”.

Esta cita es de Vera Jaroslavovna, una joven ucraniana que se vio obligada a dejar su vida atrás –en Kiev— tras la guerra que Rusia le declaró a Ucrania en la madrugada del pasado 1 de marzo.


En una conversación virtual, Vera narró al equipo de Cuarto Poder (Wapa TV) lo que es estar viviendo en plena zona de conflicto: donde no se sabe qué pasará ni mañana o, incluso, en las próximas horas. La incertidumbre, angustia, desconsuelo y temor imperó en el rostro de Vera a medida que nos iba narrando su experiencia.

“Yo estaba en ‘shock’ porque todas las personas en Ucrania… aunque ellos sabían que Putin (Vladimir) podía hacer algo así en algunas partes del país (como) Donesk y Luhansk, en mi trabajo o con mis allegados decían que Putin no podía (era incapaz) de bombardear Kiev o toda Ucrania”, nos comentó. 

A las 7:00 de la noche desde donde se encontraba, y pasado mediodía de Puerto Rico, Vera nos contó su odisea al salir de Kiev. Tuvo que huir al día siguiente de los primeros bombardeos para refugiarse con unos amigos en Lviv– ciudad cerca de la frontera con Polonia.

La mirada de Vera se perdía en ocasiones en la distancia cuando se pregunta: ¿Por qué? ¿Por qué está ocurriendo esto entre países vecinos? ¿Por qué no los dejan ser libres? 

“Es muy difícil entender que esto sea posible”, dijo mientras se le quebraba la voz. 

La joven terapeuta física tiene contacto con familiares que han quedado repartidos en otras ciudades de Ucrania. Pero a veces la señal se pierde cuando deben entrar a un búnker, rogando porque los incesantes ataques bélicos no lleguen hasta donde están.

A pesar de todo lo que está ocurriendo, Vera se mantiene agradecida: “Abres Facebook y lees todos los comentarios de todas las personas alrededor del mundo y es fantástico porque te sientes, al mismo tiempo, amado y enojado (por lo que está pasando)”, explicó con ojos llorosos.

“Ustedes son nuestros ángeles, ayudándonos. Ustedes envían sus oraciones y su ayuda, medicamentos, nos apoyan… Todo el mundo está con nosotros y es grandioso. Lo agradezco”, agregó antes de culminar la llamada virtual con Cuarto Poder e intentar, entre todo lo que está ocurriendo, encontrar descanso.

Atrapados en Járkiv

La historia de Yulia Kirkina, de 46 años, la hemos seguido desde el día 1 del conflicto Rusia-Ucrania.

Faina Vitebsky, ucraniana radicada en Puerto Rico, ha sido el enlace para esta comunicación.

Supimos cuando le bombardearon por primera vez el edificio -ahora inhabitable- y la primera vez que se encontró con un misil en su vecindario.

Misil cerca del complejo donde reside Yulia Kirkiva.

Faina y Yulia fueron a la misma escuela de pequeñas, en Lviv. Posteriormente se separaron: Faina lleva poco más de un año en Puerto Rico liderando la organización sin fines de lucro Women In Need PR.

Mientras, la vida que conoce Kirkina se encuentra en Járkiv, ciudad al extremo este de Ucrania, donde la frontera más cercana es de Rusia.

“Tan pronto como escuché sobre el bombardeo, me comuniqué con ella. Está actualmente en un refugio subterráneo. Me dijo esta mañana que ya no pueden subir, ya no pueden salir. No queda mucho de la ciudad”, contó Faina.

En Járkiv, muchas personas están atrapadas. No hay fronteras seguras a donde ir, y el único tren que puede llevarlos a lugares “seguros” está lleno a capacidad. Tampoco se sabe cuándo dejará de funcionar ese único medio disponible de transporte.

“Solamente hay un tren que está saliendo actualmente de Járkiv y obviamente todos están corriendo hacia esa estación”, confirmó Faina.

“Pero ese tren tendrá que pasar por Kiev para llegar al lugar seguro de Lviv. Así que es muy, muy difícil. Digamos que te subes a un auto… Y si no te encuentras con una bomba en el camino, te quedas sin combustible. ¿Qué tú harías?”, cuestionó.

Semillas de girasol para los soldados

“Ucrania es el principal productor de aceite de la semilla del girasol… así que las madres están poniendo semillas de girasoles en los bolsillos de sus hijos, para que si caen en la batalla, algo que asumen ocurrirá, (signifique que) donde sucede la muerte, crecerá vida”, contó.

“Así que están poniendo estas semillas en los bolsillos de sus hijos en caso de que mueran para que los girasoles conmemoren sus vidas. Y eso es muy difícil de imaginar. Ninguna madre debe despedirse de su hijo”, afirmó.

Este reportaje fue publicado en Los Datos son Los Datos, y lo puede ver aquí

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