Existe conexión entre la fe y la perspectiva de género, asegura teóloga

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No existe contradicción entre la fe y la educación con perspectiva de género.

Todo lo contrario.

Esta herramienta para identificar y desmantelar los prejuicios que torpedean el desarrollo pleno de las mujeres está en sintonía con las enseñanzas que promulgó Jesús, afirmó la teóloga y decana del Seminario Evangélico, Agustina Luvis Núñez.

Al analizar las razones para que algunos grupos religiosos rechacen esa propuesta, la ministra de la Iglesia Defensores de la Fe, tecnóloga médica y miembro del Comité PARE planteó que existe confusión y desinformación en torno al alcance de esta metodología de estudio, que aspira a la construcción de una sociedad justa y equitativa.

“El asunto de la justicia y de la equidad están al centro de la fe cristiana. Por lo tanto, es un tema coherente con la fe cristiana”, apuntó Luvis Núñez.

“No hay ninguna contracción entre un currículo de educación con esa perspectiva, que no es otra cosa que esa mirada a todo lo que se hace, con esa herramienta o metodología. Yo le digo a mis estudiantes todo tiene un método en la vida. Si vas a aprender un lenguaje hay métodos para aprenderlo… y precisamente esto es un instrumento para lograr esa expectativa de equidad. Es como mi microscopio como tecnóloga médica. Sin el microscopio no puedo ver claramente lo que hay”, agregó en entrevista reciente en el programa “En la tarde” de Radio Isla.

Ese lente o enfoque permite a las personas identificar las disparidades y prejuicios que propician la subordinación de las mujeres, invisibilizan sus aportaciones y sirven de caldo de cultivo para la violencia en su contra. 

Por ejemplo, la educadora recordó que en sus clases de ciencia en la escuela elemental se mencionaba constantemente la figura de Agustín Stahl como un gran científico boricua, pero se omitían las aportaciones de las mujeres que se han destacado en esa disciplina.

Habló del cuento de la caperucita roja, que presenta a las niñas como temerosas e incapaces de identificar a su abuela perpetuando el imaginario de la niña insegura y vulnerable. Aseguró entonces que con la perspectiva de género como herramienta de estudio se analizan esas trampas, se realizan otras lecturas del cuento y se discuten las razones para los vacíos de las mujeres a través de la historia.

Luvis Núñez también disipó las dudas que giran alrededor del currículo con perspectiva de género, que forma eje central de la propuesta de la Rama Ejecutiva para atender la violencia de género. 

“Hay unas definiciones de lo que significa un currículo con perspectiva de género que se están regando por ahí como pólvora y que la gente las está creyendo…. Esa es la parte que más preocupa, cómo es que nuestro pueblo puede hacer caso a personas que no tienen ninguna preparación en este tema y omitir lo que dicen las asociaciones de sicología, las Naciones Unidas, hasta la OMS (Organización Mundial de la Salud) considera que esto es un asunto de salud”, apuntaló.

Aclaró que el subcomité de PARE que trabaja el tema de la perspectiva de género no cambió el currículo escolar, ni propone cambiar las dinámicas escolares. En cambio, el grupo, que cuenta con varias mujeres de otras ideologías religiosas, elaboró una metodología para que los maestros y maestras incorporen esa perspectiva a sus clases como parte del trabajo diario.

“No es una clase. No es un currículo que se va a implementar. No es un libro que se va a leer. Es precisamente unas herramientas que se le van a dar a esos docentes y esas docentes para que  puedan conducir su clase… cualquier clase con esa mentalidad de hacerle justicia y ser equitativo en el trato de los niños y las niñas y de las oportunidades que tiene ambos”, machacó. 

“Eso va a permear toda la educación. Es una visión de equidad y justicia que es totalmente cónsona con una sociedad del Siglo XXI”, abundó.

La ministra reconoció la complejidad de la tarea de desmantelar un sistema de valores y para adoptar otro que procura que todas las personas compartan o tengan igual acceso al poder. 

“Me pregunto por qué es que hay tanto problema cuando se trata de resolver este problema de disparidad y me tengo que responder a mí misma porque quien tiene el poder nunca lo va a ceder así tan fácil. El que tiene la autoridad nunca va a compartirla. Eso tenemos que trabajarlo y educar para eso si es que queremos tener un mundo en el futuro más vivible, más justo, más equitativo. Tenemos que empezar”, aseguró.

Explicó que la oposición de los grupos de fe a esta propuesta responde a diversos factores, que van desde la diversidad que existe dentro de la iglesia hasta la preparación de sus líderes y lideresas. También existe resistencia al cambio.

“Tenemos personas que no quieren ver esa coherencia, aunque saben que está ahí porque leen la misma biblia que leemos nosotros”, apuntó.

“Nadie puede negar que Jesús usó la perspectiva de género cuando se encontró con Marta y María, cuando fue a visitarlas y Marta estaba cocinado y María se sentó a escuchar a Jesús y aprender. Marta se enojó y dijo ‘Jesús dile a María que venga a ayudarme a trabajar en la cocina que esa parte es lo que le corresponde a ella’”, añadió.

Pese a que la educación estaba vedada a las mujeres, en esa época, según Luvis Núñez, Jesús reconoció el derecho de María a escoger otro camino.

“Jesús se fue contra toda una cultura que decía que las mujeres no podían participar de la educación y mucho menos escuchar un rabino”, apuntaló.

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