Caminar el perro, cargar bolsas y esperarla en un beauty nocturno parte de las funciones de la escolta de JGo

Escolta de la Jenniffer González caminando a la mascota de la comisionada residente.

La comisionada residente Jenniffer González Colón utiliza las escoltas asignadas para proveerle seguridad y protección pero también para asuntos personales como: caminar su perro, cargar su cartera y bolsas de compra, ir de compañía cuando va a tiendas por departamentos o al salón de belleza en horario nocturno, de acuerdo a una investigación de Cuarto Poder (WAPA-TV).

El año fiscal pasado, ese séquito de escoltas cobró $230,286 solo en “overtime”. Esa cifra no incluye el salario de los ochos agentes de la Policía de Puerto Rico asignados a su equipo de seguridad ni del policía motorizado que le abre paso a su convoy cuando transita a toda prisa por las vías del país.

En total, el Negociado de la Policía desembolsó la friolera de $1.4 millones por el pago de 42,851 horas extras a los agentes que le velan la espalda al gobernador, exgobernadores y otros funcionarios públicos.

Pese a que la orden administrativa, que regula la asignación de escoltas enfatiza en la encomienda de seguridad,  las escoltas que dan seguridad no parecen enfrentar alguna misión peligrosa que justifique esa erogación de fondos públicos. En Puerto Rico, no hay una historia de atentados contra políticos más allá del fallido intento de lanzarle un huevo al exgobernador Luis Fortuño en una rueda de prensa en Fajardo, en medio de las tensiones creadas por los despidos masivos de empleados públicos que implementó su administración.

En el caso de la comisionada residente, que es la segunda funcionaria que más gasta en escoltas, los mimos no acaban con el paseo de su mascota. El jefe de la escolta también la espera en el área del “gate” del Aeropuerto Luis Muñoz Marín en Isla Verde cuando planta pie en la isla y otro agente hace el check-in de sus maletas cuando regresa a Washington DC.

Vea la investigación de Cuarto Poder aquí

Según fuentes, González Colón tiene una activa vida nocturna cuando está en Puerto Rico, particularmente ahora que coquetea con una candidatura a la gobernación por el Partido Nuevo Progresista (PNP). Por ejemplo, suele cuadrar la cita para arreglarse el cabello de noche, entre las 9:00 y 11:00 p.m. Esto significa que mientras está en el “beauty” la escolta la espera en los bajos del salón de belleza en Isla Verde incurriendo en el pago de horas extra (overtime).

El séquito de escoltas también la acompaña cuando visita a la exfiscal federal Rosa Emilia Rodríguez, una invitada a su boda el año pasado; la jueza presidenta del Tribunal Supremo, Maite Oronoz Rodríguez, y la familia de su esposo José Yovin Vargas en La Parguera.

De acuerdo a las fuentes, González Colón frecuenta una caseta en la reserva de La Parguera donde su marido tiene un bote. También visita, con menos frecuencia, la caseta que el Departamento de Recursos Naturales (DRNA) investiga luego de que líderes ambientalistas denunciaran la construcción ilegal de un tablado y una terraza, que causó daño al manglar en esa zona protegida.

Además, llega escoltada a los eventos de recaudación de fondos y otros juntes sociales. Una fuente señaló que acudió a “fundraisers” en la casa de la familia Fonalledas, conocidos miembros del Partido Republicano, en Guaynabo, y la residencia en San Juan de María Luisa Ferré Rangel, CEO del Grupo Ferré Rangel y Editora de El Nuevo Día. En la Navidad de 2021, fue a una fiesta del empresario Fahad Ghaffar.

Ante un pedido de reacción de este medio al uso de sus escoltas para asuntos personales, la comisionada residente -a través de su portavoz de prensa- respondió que “es el Negociado de la Policía (sic) quienes supervisan y administran el trabajo de las escoltas”.

El jefe de la escolta, Ramón Guzmán, también estuvo involucrado en un accidente en noviembre del 2022, que todavía el Negociado de la Policía investiga y, que según fuentes, fue causado por la negligencia de Guzmán.

Cuarto Poder solicitó información al Departamento de Seguridad Pública (DSP) sobre ese incidente y aguarda por una respuesta. A raíz del choque, la guagua Dodge Durango 2020 que la Policía asignó a su escolta permanece chocada y fuera de servicio en el parking del Cuartel General en Hato Rey. También tiene asignada otras dos guaguas Chevrolet Tahoe del 2021 y una motora Harley Davidson del 2016.

“El incidente del escolta está debidamente reportado en el Negociado de la Policía. Fue un accidente en cadena a baja velocidad y no se desprende que haya sido negligente. Afortunadamente el escolta y los involucrados salieron ilesos. La comisionada no estaba en el vehículo. Los detalles están recogidos en el informe que presentó el sargento a la Policía de Puerto Rico”, respondió por escrito la portavoz de prensa de la comisionada residente.

El informe que el DSP prepara sobre el gasto de horas extras no desglosa los eventos, que justifican el gasto, y tampoco exige a los agentes detalles de las tareas realizadas en ese horario extendido. Los agentes solo incluyen en su hoja de asistencia la cantidad de horas extras trabajadas, un pago que algunos casos casi duplican el salario de estos policías.

González Colón es la segunda funcionaria electa que más gasta en escoltas en Puerto Rico aunque su trabajo principal es en la capital federal. Allí posee un vehículo asignado y un chófer pagado con fondos de la Administración de Asuntos Federales de Puerto Rico en Washington, DC (PRFAA, por sus siglas en inglés).

En la actualidad el funcionario que más gasta en escoltas es el gobernador Pedro Pierluisi Urrutia, cuya escolta cobró $336,470 por trabajar un exceso de 9,842 horas. El uso de escoltas de Pierluisi Urrutia ha sido criticado porque ha sido utilizado por su hermana Caridad Pierluisi, quien dirige la Oficina del Gobernador.

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