La evolución del Ómicron

Desde el comienzo de la pandemia por el COVID-19 -cuyo origen exacto sigue siendo un misterio- son miles las variantes las que se han detectado, pero al menos son cinco las que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha registrado como de “mayor preocupación”.

Estas son: Alfa, detectada por primera vez en el reino unido en septiembre del 2020; Beta,  registrada en Sudáfrica en octubre de ese mismo año; Gamma, en Brasil en diciembre de 2020  y Delta, en India para mayo del 2021. 

De estas, Delta era una que levantó un mayor grado de alerta pues con el tiempo expertos coincidieron que provocaba un virus con síntomas más graves y de mayor transmisibilidad.

Mientras, Ómicron fue la última variante detectada que terminó siendo la gran sorpresa para muchos pues su nivel de transmisibilidad es tan alto que distintos países alrededor del mundo comenzaron a retomar medidas restrictivas que revivieron el inicio de la pandemia.

“Cuando llega omicron, quizás empezamos a ver demasiado a África del sur y decir ‘bueno, se están infectando las personas, estamos viendo que hay un aumento, pero las personas no están llegando al hospital…bueno, no están llegando al hospital porque vemos que la población de sudáfrica es mucho más joven que la de Puerto Rico”, destacó el infectólogo Lemuel Martínez durante una entrevista para Cuarto Poder (Wapa TV).

Aunque se desconoce con exactitud en dónde o bajo qué circunstancias evolucionó el ómicron, se toma como punto de referencia el 24 de noviembre del pasado año, fecha en que sudáfrica informó a la organización mundial de la salud sobre su existencia.

Pero en el tiempo transcurrido entre la notificación de la nueva variante y las posteriores medidas tomadas por varios países, hubo un error: muchos minimizaron los efectos del ómicron y lo catalogaron como un “catarro más”.

A preguntas sobre qué hace a esta variante tan contagiosa, Martínez contestó: “Primero el engaño. Hay muchas personas que empiezan con síntomas leves y pensamos que no va a pasar nada. Y matemáticamente eso es lo que vemos: con delta llegaban 15 de cada 100 al hospital, quizá con omicron llegan dos. Pero cuando usted tiene tantas y tantas personas infectadas a la misma vez, esto es lo que vemos. Igual de igual manera veríamos si tuviéramos personas con 20 mil infartos cardiacos al día en una semana. Igual con un terremoto o una catástrofe. Todas las personas que lleguen de momento a cualquier sistema lo saturan. Con ómicron al ser un poco más leve al principio, muchas personas se engañan y piensan que no va a pasar nada…. No podemos confiarnos en este virus que es bien traicionero”.

Por otra parte, el epidemiólogo José Becerra explicó que una de las mayores preocupaciones recae en el agotamiento del personal médico y el colapso del sistema sanitario.


“Preocupa (esta variante) porque puede llevar al colapso al sistema sanitario a nivel primario, a nivel de hospitales, porque requiere mucha atención, primero en la gran cantidad de pruebas y luego pues, no solamente la capacidad hospitalaria en términos de camas, sino en los recursos”, dijo.

Los expertos consultados durante el reportaje para Cuarto Poder coincidieron en no tomar este virus como “un asunto ligero”, pues la población en Puerto Rico no se puede comparar con, por ejemplo, la de Sudáfrica-lugar donde se detectó por primera vez. Instaron a continuar con las dosis de refuerzo de vacunación y a continuar con las medidas de salubridad.

Vea el reportaje aquí: Ómicron, ¿variante endémica?

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