Los piropos y otras formas de acoso callejero podrían convertirse en delito

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Una de cada tres mujeres sufrió acoso en espacios públicos el año pasado y una de cada dos mujeres no se siente segura en un espacio público, concluyó un informe de la firma Ipsos para L’Oréal Paris, que encuestó a 15,000 personas de 14 países.

Según la organización Plan Internacional, que impulsa políticas de desarrollo comunitario centrada en la infancia, el acoso callejero es un problema global. Por eso, promueve programas para promover la seguridad urbana de las niñas y adolescentes a nivel global.

En la Isla, el Senado evalúa una medida que podría convertir esta modalidad de hostigamiento sexual en un delito menos grave, que obligaría a la persona convicta de este comportamiento a tomar talleres de sensibilidad o realizar labor comunitaria. También impone multas.

De la autoría de la delegación del Movimiento Victoria Ciudadana, compuesta por la senadora Ana Irma Rivera Lassén y el senador Rafael Bernabe Riefkohl, el Proyecto del Senado 326 debía bajar a votación durante la sesión de hoy tras pasar el cedazo de la Comisión de lo Jurídico, pero quedó en asuntos pendientes cuando la delegación del Partido Nuevo Progresista, por voz de su portavoz el senador Thomas Rivera Schatz, presentó varias enmiendas a la medida que cuenta con el aval de la Oficina de la Procuradora de las Mujeres y otras organizaciones que abogan por los derechos de las mujeres.

El acoso callejero engloba miradas insistentes, silbidos, acercamientos y comentarios groseros, pero también incluye la toma de fotografías y grabaciones sin consentimiento como la práctica del upskirting, que consiste en tomar imágenes debajo de la falda de las mujeres, contacto físico indebido, persecución o arrinconamiento, masturbación en público, exhibicionismo o gestos obscenos.

“El acoso callejero es un tipo de violencia de género, que se da de forma unidireccional, proviniendo regularmente de un desconocido, que abarca desde los piropos no deseados o los silbidos, hasta la persecución”, indica la medida.

“A menudo es considerado inofensivo y se tolera socialmente, sin embargo, es una de las formas de violencia que más comúnmente sufren las menores y jóvenes, provocando en ellas incomodidad, miedo, indignación e inseguridad”, agrega. 

La medida propone sancionar a toda persona que incurra en actos o gestos obscenos verbalizados, de improperios o piropos de naturaleza sexual a una tercera persona, en espacios públicos o cuasi públicos, y que mediante este comportamiento provoque una situación que resultase intimidatoria, degradante, hostil o humillante para la víctima.

No propone pena de cárcel sino que la persona convicta por este delito tendrá que asistir a un taller de sensibilización contra el acoso callejero de una duración de 8 horas, pagar una multa de $50, o en la alternativa, realizar labor comunitaria por un periodo de 8 horas que sustituya la multa.

La persona convicta de grabar o tomar fotos de los glúteos o genitales, vestido o al descubierto de cualquier persona sin importar su género en lugares públicos, cuasi públicos, o en cualquier otro lugar donde se reconozca una expectativa razonable de intimidad, deberá cumplir con 12 horas de un taller sensibilización contra el acoso callejero, una multa de $150 o, en la alternativa, 12 horas de labor comunitaria que sustituya la multa.

La legislación contempla circunstancias agravantes a las penas cuando los actos se cometan contra un menor de edad, una persona con diversidad funcional, una persona mayor de 60 años, durante el acto de lactancia o cuando la persona agraviada se encuentre en compañía de un menor de edad. Por estas circunstancias agravantes, el taller de sensibilización se extenderá a 16 horas, la multa aumentará a $350 o, en la alternativa,16 horas de labor comunitaria que sustituya la multa. 

En todos los contextos, las horas de labor comunitaria se llevarán a cabo en una organización, recomendada por la Oficina de la Procuradora de las Mujeres, excluyendo la lista a organizaciones o programas que trabajen, colaboren o atiendan sobrevivientes de violencia de género.

El dinero recaudado por concepto de las multas ingresará al fondo operacional de la Oficina de la Procuraduría de las Mujeres. 

La medida, según fuentes legislativas, cuenta con los votos para pasar en el Senado, pero su futuro es incierto en la Cámara de Representantes.

En países como Perú, Bélgica, Holanda, España y Gran Bretaña ya existen leyes contra el acoso callejero.

Mira la medida aquí: Proyecto del Senado 326

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