Sixto George lanza con todo a periodistas y fiscales mientras jurado pasa decidir si es culpable o no de extorsión

“Hay un montón de periodistas peliculeros” y fiscales “charlatanes”, esas fueron algunas de las declaraciones que hizo el productor Sixto “George” Díaz Colón al salir de sala luego que el jurado se retiró a deliberar sobre el caso de extorsión en su contra.

Díaz Colón aseguró que están investigando a los fiscales en el Departamento de Justicia federal por “charlatanes” y aseguró que el agente federal Juan Carlos López lo manipuló para llamar a Rauli Maldonado.

“Ahí tienen un montón de fiscales puercos, un montón de agentes puercos. Primero limpien la casa. Eso es lo que tienen que hacer. Y después persiguen a los corruptos, a los políticos, a los que bregan con droga, a los que bregan con armas. Que primero limpien la casa. Eso es lo que tienen que hacer”, sostuvo a su salida del Tribunal Federal en el Viejo San Juan.

Cerca de las 3:00 p.m. el jurado compuesto por siete mujeres y cinco hombres se retiró a deliberar si Díaz Colón es culpable o no culpable de supuestamente extorsionar al entonces secretario de Asuntos Públicos, Anthony Maceira Zayas.

El productor de televisión y radio, conocido como Sixto George, enfrenta cargos de tentativa de extorsión, extorsión y destrucción de prueba para interferir con la pesquisa federal. 

Durante la argumentación final, la fiscal Myriam Fernández proyectó cuatro palabras a través de las pantallas de la sala 510 del Tribunal Federal del Viejo San Juan: oportunidad, avaricia, extorsión y encubrimiento.

“La oportunidad estaba en el chat, la avaricia en los $300,000, la extorsión se dio en el restaurante Musa y el Il Postino y el encubrimiento en la divulgación del chat”, afirmó al inicio de su exposición.

“Ahora vamos a conectar esta evidencia, no la película que el acusado quiere veamos”, agregó.

Ante el jurado, el juez federal Francisco Besosa, repasó el testimonio de los ocho testigos que presentó el ministerio público, durante el juicio que inició la semana pasada.

Mirando al panel del jurado, continuó con la proyección en pantalla del mensaje que Díaz Colón envió a Maceira Zayas el 20 de junio de 2019. Ese día el testigo estrella del ministerio público se encontraba en La Fortaleza.

Caballo, si Fortaleza no para de joder con Raúl Maldonado. El hijo de RM tiene pruebas contundentes para joder a esta administración, comenzando con Ricardo Rosselló.

Según Raulie “hijo de Raúl Maldonado” eres tú y la Fortaleza lo que están detrás de este tiroteo hacia Raúl Maldonado.

Te lo digo de hermano, el hijo de Raúl Maldonado los va a destruir a otros niveles.

No sé qué tú vas a hacer, pero si no paran los populares van a estar 30 años en el poder.

Para esto.

Esto es una locura. Tengo un pana quien es amigo íntimo del hijo de RM y quieren verme para entregarme pruebas contundentes a mí y otros medios. Esta administración se jodió. Necesito parar esto.

“Eso es una amenaza”, apuntaló, mientras pidió al jurado detenerse en la palabra “hermano”.

Apuntó que el uso de esa palabra formaba parte de un patrón de comportamiento del acusado, quien se escondía la intimidación, detrás de ese aire de intimidad. Mencionó que la disculpa que ofreció el acusado a Maceira, tras expresarle que recibió era una amenaza, también era parte de ese comportamiento gansteril del acusado.

Aseguró que Díaz Colón procuró $300,000 de Maciera Zayas en la reunión que sostuvieron el restaurante Musa en Santurce el 21 de junio y que repitió esa cifra en ocho ocasiones durante el almuerzo en el restaurante el Il Postino el 16 de julio. Ya en ese momento el testigo cooperaba con el Negociado Federal de Investigaciones (FBI, en inglés) y se encontraba alambrando.

“El acusado actuó a sabiendas con la intención de obtener algo de Anthony Maciera”, señaló ante una sala llena de público.

“Para no querer ese dinero, lo mencionó mucho”, agregó.

Como parte de su exposición de una hora, apuntó que el acusado reconoció que incurría en un acto delictivo al comentarle a Maceira Zayas que le había dicho a Raúl “Raulie” Maldonado Nieves, que no se metería en este lío porque se trataba de una extorsión.

Según el ministerio público, el acusado trató de extorsionar $300,000 del acusado a cambio de no divulgar el chat de Telegram, que desembocó en la renuncia del gobernador Ricardo Rosselló Nevares, la renovación de los contratos de Collective Impact y Social Consulting y de dinero para pagar influencers y talentos como parte de una campaña para mejorar la imagen del mandatario. El pago de los $300,000, según el testimonio, de Maceira Zayas podría hacerse en efectivo, transferencia electrónica o través de una empresa que no estuviera vinculado al acusado o Raulie.

“Lo define como lo que es, pero dice que no quiere hacerlo”, apuntaló como parte de ese patrón del acusado de jugar con las palabras.

Planteó también que el acusado borró los mensajes que había enviado a Maceira Zayas mientras manipulaba su celular durante la entrevista con el FBI el 26 de julio de 2019. Ese día tres agentes federales lo visitaron para diligenciar una orden de registro y allanamiento para ocupar su celular, pero antes de este trámite lo entrevistaron y lograron que firmara un consentimiento para examinar su celular.

“Miren la evidencia usando el sentido común. Evalúenla en su totalidad y no como la película que el acusado quiere que vean”, apuntaló al final de su turno.

Mientras, el abogado de defensa, Rafael Castro Lang arrancó sus últimas palabras al jurado recordando que el peso de la prueba en este proceso lo tiene el ministerio público.

“El gobierno tiene la obligación de probar la culpabilidad de Sixto George más allá de duda razonable. Sixto no tiene que probar su inocencia. Puede descansar en que el gobierno no probó su caso”, apuntó.

“Estoy de acuerdo con la fiscalía. Deben usar el sentido común. Leer lo que está y nada más. Los pensamientos y los sentimientos no son elementos para evaluar la evidencia”, agregó.

Retomó el mensaje del 20 de junio y aseguró que no se trataba de una extorsión sino de un mensaje en el cual su cliente advertía a “su gente”, que Raulie tenía información dañina, que podía destruir a la administración, como eventualmente ocurrió.

“Es un mensaje legítimo de un amigo a otro”, indicó.

“El ministerio público quiere que ustedes crean que hay una extorsión, pero dónde está la petición de los $300,000”, añadió.

A lo largo del juicio, el abogado defensor ha insistido en que no existe un texto de su cliente solicitando el dinero sino que la petición ocurre en un almuerzo, en el cual Maceira Zayas estaba alambrado y seguía instrucciones de las autoridades.

Señaló también que la acusación contenía alegaciones falsas que no se habían probado en el juicio, como el intento de extorsión y que el delito imputado requería de la participación de un cómplice, que nunca se identificó y que no podía ser Maceira Zayas, quien era un testigo cooperador.

Durante una alocución, que se extendió dos horas, la fiscalía objetó con éxito el intento del abogado de presentar al jurado una transcripción del testimonio que Maceira Zayas presentó en sala para impugnar su credibilidad como testigo. Ese documento no se había admitido en evidencia. La fiscalía también objetó la forma en que abordó la grabación de la llamada con Raulie, que tampoco presentó como evidencia. 

En medio del fragor de las objeciones, el juez Besosa regañó al abogado porque argumentaba frente al jurado y no ante su estrado, mientras el veterano abogado insistía en que necesitaba que sus planteamientos se recogieran para récord.

“Una cosa es lo que eligen presentar y otra lo que presentan y la grabación existe y no la presentaron como evidencia”, afirmó el abogado.

“Le van a decir que yo la pude haber presentado, pero hay un problema con ese argumento. A mí no me toca probar la inocencia de mi cliente. Es a ellos que les toca probar su culpabilidad más allá de duda razonable”, agregó.

Para probar que el  temor de Maceira Zayas era falso y que se trataba de un testigo que no era creíble, resaltó que los mensajes que el acusado enviaba a Maceira Zayas tenían emojis sonrientes y de corazones. También leyó parte de la transcripción de la conversación en el Il Postino, que consignaba los pedidos de bebidas y comidas para resaltar que el acusado y Maceira Zayas compartieron el risotto y hasta bebieron whiskey Macallan.

“Maceira pudo haber tenido miedo de los chats, que estaban en posesión de Raulie. Sixto no tenía forma de extorsionarlo”, apuntó.

“Lo que la evidencia muestra es que Raulie odiaba a la administración y a Maceira. Esto es un caso de venganza, no de extorsión”, añadió.

Planteó también que ante la falta de evidencia el FBI visitó a su cliente para buscar algo que lo implicara en algún delito y negó que Díaz Colón hubiera borrado los mensajes de texto mientras manipulaba su celular en presencia de agentes federales.

En su turno de réplica, el fiscal Michael Lang volvió a proyectar el mensaje del 20 de junio para mostrar que no tenía emojis de corazones y recalcar que en efecto se trataba de una amenaza. Además, presentó otro mensaje que el acusado envió a Maceira Zayas el 25 de julio de 2019.

Quieres que nos veamos más tarde. Te invito a Musa a almorzar. Quiero descojonar a estos hijos de puta. Sin armas no puedo enfrentarme a estos cabrones. Dime que vas a hacer.

“Así es exactamente como habla un gánster”, apuntaló.

En cuanto al alegado de entrampamiento del FBI que la defensa alegó en su turno, el fiscal indicó al jurado que no había recibido una instrucción del juez Besosa sobre ese tema así que no podían “absolver al acusado porque crean que el gobierno lo entrampó”. 

Castro Lang objetó, pero el juez respondió: “usted abrió la puerta”.

“El abogado planteó que esto era un caso de venganza pero esto es un caso en donde el acusado tomó ventaja del coraje para obtener dinero”, concluyó.

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