Fiscalía Federal dedicó cinco horas de recuento cronológico de los últimos días con vida de Keishla Rodríguez

La mañana del 29 de abril de 2021, mientras Keishla Rodríguez Ortiz hablaba por teléfono con su mamá Keila Ortiz, Félix Verdejo Sánchez terminaba de entrenar en el Parque Central en Santurce para dirigirse al residencial público Luis Lloréns Torres en San Juan a recoger al hoy convicto Luis Cádiz Martínez.

Treinta y siete minutos después de conversar con su mamá, Rodríguez Ortiz recibió una llamada del expúgil y la última llamada completa, que registró su celular. Esa también sería la última vez que madre e hija hablaron.

Hoy, durante las argumentaciones finales del fiscal Jonathan Gottfried, un jurado compuesto por nueve hombres y tres mujeres escuchó por primera vez un recuento ordenado de los últimos días de la mujer de 27 años y de la evidencia que desfiló en el juicio durante el pasado mes. La fiscalía presentó 31 testigos y la defensa 9.

A las 9:15 a.m. el fiscal se paró frente a los juzgadores de hecho armado con una presentación cronológica de hechos, que apoyó con vídeos, fotografías, gráficas, imágenes de mensajes de textos y un informe con los pormenores del análisis de los celulares de la víctima y de ambos acusados, que el propio fiscal ya había presentado al jurado el pasado 10 de julio, día en que sometió su caso.

“Félix Verdejo mató a Keisha Ortiz y a su bebé por nacer. Su motivo: salvar una relación en peligro y proteger su carrera profesional”, afirmó el fiscal ante una sala repleta de público.

De entrada, presentó una gráfica con una foto del acusado en el centro y los ejes de su teoría o como señaló “algunas de las relaciones más importantes” de Verdejo Sánchez: la víctima Keishla Ortiz, su expareja Eliz Santiago Sierra, el coacusado y testigo cooperador Luis Cádiz, el iPhone del acusado, que entregó a las autoridades el 2 de mayo de 2021, la Durango ocupada poco después del femicidio, y un teléfono prepagado, que usó para comunicarse con la víctima en el mes de abril.

Luego, resumiendo los testimonios de los testigos, comenzó a armar las piezas del rompecabezas de la fiscalía federal, que solo cuenta con prueba circunstancial o pericial para probar su caso. Gottfried arrancó con la relación entre el boxeador y Rodríguez Ortiz. La pareja se conoció en la escuela intermedia y sostuvo una relación informal que se extendió más de una década.

“Angeline Ortiz, la exnovia del papá de Keishla, dijo que (la relación) era un poco tóxica, que él estaba encima de ella todo el tiempo. Que le decía que era una puta”, señaló al inicio de una exposición que se extendió seis horas.

También mencionó las palabras de Amanda Colón Nieves, una exnovia de Verdejo Sánchez, quien declaró que cuando preguntó al acusado por Marlen (el apodo de la víctima) le dijo que se trataba de “una puta del caserío” con quien tenía algo.

Contrastó el trato que el acusado ofrecía a Rodríguez Ortiz con el trato con su esposa y madre de su hija a quien identificaba en el celular como “sufriendo mi esposa”, pero a quien también llamaba reina y le hacía promesas de cambiar y de dejar sus andanzas. También recordó que le regaló flores para tratar de convencerla de que no rompiera la relación luego que se enteró del embarazo de la víctima.

Así poco a poco, el fiscal empezó a repasar la evidencia y a proyectar los vídeos de las cámaras de seguridad que muestran cuando el Kia Forte de Rodríguez Ortiz salió del residencial Villa Esperanza para encontrarse con la Durango la mañana del 29 de abril. El Kia Forte se estacionó frente al colmado la Esperanza y poco después llegó una guagua negra, similar a la Durando del acusado. De acuerdo a Luis Cádiz, la víctima se montó en la guagua de Verdejo Sánchez.

“Su teléfono prepagado estaba allí, su guagua estaba allí, su teléfono registrado estaba allí. El señor verdejo estaba allí”, apuntaló el fiscal en una frase que repitió cada vez que conectaba los testimonios con la evidencia científica y pericial del caso.

En una exposición, que confrontó problemas técnicos con el proyector y el sonido de los monitores, también abordó cada uno de los cuatro cargos que enfrenta Verdejo Sánchez para asegurar que la prueba sostenía los elementos de cada imputación. En sus contrainterrogatorios, la defensa ha destacado que no existe prueba directa que vincule al acusado con el crimen y ha cuestionado la jurisdicción del caso.

El excampeón, de 30 años, enfrenta cargos de carjacking que resultó en la muerte de Rodríguez Ortiz, secuestro que resultó en su muerte, causar la muerte de un bebé por nacer y portar un arma de fuego para cometer un crimen violento.

Gottfried argumentó que el cargo por carjacking que desembocó en la muerte de la mujer se configuraba porque Verdejo Sánchez robó un carro aplicando fuerza, violencia o intimidación. En este caso, al llevarse el carro de la víctima luego que la había golpeado, drogado y amarrado. Explicó que el secuestro que causó su muerte también se configuraba porque el acusado tenía una motivación y porque la víctima había sido retenida en contra de su voluntad a pesar de que abordó la guagua libremente.

“Aunque ella se montó voluntariamente no elimina el secuestro posterior. Ella se montó voluntariamente pero ella no consintió a lo que pasó después”, afirmó.

Al mencionar el arma de fuego para cometer un crimen violento, recordó el testimonio de Luis Cádiz quien dijo que el exboxeador mantuvo su Glock crema y negra en un bulto en la guagua y que en un momento se la dio para que le disparara a la víctima y la rematara en el agua. Según el testigo cooperador, disparó al agua, pero nunca a la víctima, cuyo cuerpo no mostraba heridas de balas.

“Él usó el arma para cometer el crimen de carjacking. Faltaban dos balas en la Glock, un dato que corrobora el testimonio de Luis Cádiz que dice que disparó en dos ocasiones. La trajo ese día como protección y si el puño no la mataba tenía un plan b. Él movió esa arma de un lado a otro, según Cádiz la tenía en un bulto”, insistió el fiscal.

La fiscalía, sin embargo, no realizó pruebas para confirmar que la Glock había sido disparada recientemente. Tampoco hizo pruebas para ver si el testigo cooperador tenía residuos de pólvora en sus manos.

Durante la larga exposición, algunos jurados tomaron notas en sus libretas, otros miraban el monitor con detenimiento como ocurrió cuando el fiscal volvió a proyectar los vídeos del puente Teodoro Moscoso y se observó una silueta brincar al agua, que según Luis Cádiz era Verdejo Sánchez, quien brincó para arrastrar el cuerpo debajo del puente porque tras lanzado al agua se quedó flotando. También hubo un silencio inmenso cuando el fiscal proyecto el video donde se observaba a una persona salir de la laguna San José. Esa persona, Luis Cádiz, aseguró era Verdejo Sánchez. Pero en ocasiones también hubo jurados que lucían aburridos con la presentación.

Como parte de su argumentación, Gottfried enfatizó en el análisis de las torres de celulares, que ubicaban los celulares de Verdejo Sánchez, Luis Cádiz y la víctima juntos en el tramo de Villa Esperanza hasta el puente Teodoro Moscoso. Según el testimonio de Luis Cádiz, junto a acusado recogió a Rodríguez Ortiz frente al residencial Villa Esperanza. Esa mañana del 29 de abril, la mujer se montó en la guagua y al subirse al vehículo mostró a Verdejo Sánchez la prueba de embarazo de sangre que se había hecho el día anterior. En un momento, el testigo cooperador la agarró por el pelo y al soltarla, el exboxeador le dio un golpe en la quijada, dejándola inconsciente. Luego, según Luis Cádiz, el acusado le puso una goma en el brazo izquierdo y le inyectó una dosis letal de drogas. Luego ayudó a Verdejo Sánchez a amarrar el cuerpo con un alambre. Posteriormente el dúo lanzó su cuerpo desde el puente Teodoro Moscoso en San Juan a la laguna San José.

“Luis Cádiz dice que escuchó que Verdejo recibió una llamada (el 29 de abril como a las 10am). Era una llamada de tres vías con Bereliz y Keila. Keila le preguntó por su hija y Luis Cádiz dice que Verdejo con voz nerviosa dice que no sabía. Esa llamada fue en la guagua. ¿Cómo lo sabe Cádiz?. Tenía que estar a su lado”, aseguró el fiscal al recordar que en su testimonio Keila Ortiz mencionó que Verdejo tenía la voz temblorosa cuando le cuestionó por el paradero de su hija.

El fiscal también procuró resaltar la indiferencia de Verdejo, quien la mañana del 29 de abril después del crimen estaba texteándose con Eliz Santiago y hasta le envió una fotografía del cepillo de dientes de la hija de la pareja que había encontrado en la guagua.

“Verdejo también estaba limpiando la guagua”, indicó el fiscal.

Según Luis Cádiz, tras disponer de los celulares de la víctima y del prepagado de Verdejo Sánchez en la playa de Isla Verde, regresó a su hogar en el residencial Luis Lloréns Torres para limpiar la Durango.

Luego de 6 horas de argumentación, el fiscal finalmente pidió al jurado que basado en la evidencia y en una inferencia razonable encontrara a Verdejo Sánchez culpable de los cuatro cargos presentados en su contra.

Consumado el turno del ministerio público, el juez federal Pedro Delgado Hernández cerró los trabajos por el día de hoy. Mañana tendrá su turno la defensa, compuesta por los abogados Jason González y Gabriela Cintrón. La fiscalía también tendrá su turno de refutación.

Contrario al uso y costumbre, Delgado Hernández no estableció un límite de tiempo para las argumentaciones finales. No queda claro si mañana dará las instrucciones al jurado para que pueda retirarse a deliberar.

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