Nueve hombres y tres mujeres tendrán la tarea de evaluar la prueba contra el exboxeador Félix Verdejo Sánchez acusado de asesinar a su ex pareja sentimental Keishla Rodríguez Ortiz y su hijo por nacer.
Entre los 12 miembros del jurado, hay cinco personas que no tienen hijos y cinco que están casadas. La mayoría reside fuera de la zona metropolitana y es de clase trabajadora. En términos generales, el jurado tiene una edad promedio que ronda los 40 años.
Luego de entrevistar a decenas de potenciales candidatos a jurado durante el día de ayer y esta mañana, la defensa y el ministerio público también seleccionaron a 6 alternos: 4 mujeres y 2 hombres. Tres son casados y tres son solteros. Solo uno no tiene hijos.
Culminado el proceso de selección del jurado, un alguacil de sala tomó juramento a los 18 juzgadores de los hechos.
Luego el juez federal Pedro Delgado Hernández impartió unas instrucciones preliminares que guiarán al jurado durante el juicio, que podría extenderse unas tres semanas.
Sentado al lado de su abogada Gabriela Cintrón Colón, quien compone el equipo de defensa junto a Jason González Delgado, Verdejo Sánchez siguió el proceso con la ayuda de unos audífonos, que le permitían escuchar la traducción del inglés al español.
Vestido con una camisa color café y pantalones negros, el hombre de 30 años permaneció tranquilo y en ocasiones inmóvil mientras el juez Delgado explicaba a los jurados los elementos de los cuatro delitos que enfrenta: robo a mano armada de un vehículo que resultó en una muerte, secuestro que resultó en una muerte, asesinato de un bebé que no había nacido y uso y portación de un arma de fuego para cometer un crimen violento. No miró al jurado.
De ser hallado culpable, “El Diamante”, como se le conocía en su época de gloria en el boxeo, podría pasar el resto de su vida en la cárcel.
Un alguacil custodió la puerta de entrada y otros tres se mantenían cerca del acusado, mientras que algunos familiares suyos ocupaban el segundo banco del salón de sesiones.
En su breve exposición, Delgado recordó al jurado aunque la víctima abordó el vehículo del acusado voluntariamente, según la acusación, todavía se configuraba el delito de secuestro porque en algún momento había estado “detenida en contra de su voluntad”. Mencionó el carjacking, la guagua Dodge Durango del acusado y el uso de un arma para cometer el crimen.
También insistió en que el ministerio público debía probar que el acusado había actuado de “forma activa” en la comisión del crimen.
“Mantengan la mente abierta hasta que escuchen la prueba y se retiren a deliberar”, apuntaló el juez antes de despedir al jurado para el break del almuerzo.
A las 2:00 p.m., los fiscales federales Jonathan Gottfried y Jeannette Collazo Ortiz presentarán una argumentación inicial y su teoría del caso.
